Cada pincelada plasmada en los murales más famosos situados en Bellas Artes cuenta una historia digna de reconocerse. Aquí, los detalles.
El Palacio de Bellas Artes es uno de los edificios más emblemáticos y representativos de la Ciudad de México, ubicado en el centro histórico de la capital. Fue construido a principios del siglo XX como un proyecto del entonces presidente Porfirio Díaz, pero debido a la Revolución Mexicana, su construcción se retrasó y finalmente fue inaugurado en 1934.
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El Palacio de Bellas Artes también cuenta con varias salas de exposiciones donde se pueden ver obras de importantes artistas mexicanos, incluyendo a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Además, es sede del Museo Nacional de Arquitectura y del Salón de la Plástica Mexicana.
¿Vas a la CDMX? Entonces no te puedes perder de este importante centro cultural de México, con una impresionante arquitectura, hermosos vitrales y una gran variedad de actividades culturales.
¿Cuáles son los murales más famosos de Bellas Artes?
El Hombre Controlador del Universo, Diego Rivera
Uno de los murales más polémicos de Bellas Artes es “El Hombre Controlador del Universo” creado por el famoso pintor mexicano Diego Rivera. Rivera es conocido por plasmar en sus pinturas contenido político y social en edificios públicos. En esta obra, se muestra una crisis social y se celebra el comunismo, una visión política desde los ojos del pintor. La pintura es controversial porque el Centro Rockefeller de Nueva York lo mandó a destruir, ya que no correspondía al encargo original que se le hizo a Diego Rivera. Sin embargo, la pintura pertenece a las obras del Palacio de Bellas Artes, ya que se volvió a realizar gracias al registro fotográfico que se tenía antes de destruir la original.
Carnaval de la Vida Mexicana, Diego Rivera
Otro mural de Diego Rivera censurado por su contenido político es “Carnaval de la Vida Mexicana”. Esta obra fue creada para decorar el Hotel Reforma en 1936, pero Rivera expresó algo más que un tema ornamental. En ella se muestran tres aspectos específicos del momento: el expresidente Plutarco Elías Calles como símbolo de falsedad y a otros países como dictadores, el contexto histórico del mestizaje y los conflictos y guerras que trajo consigo, y figuras europeas de clase alta representando la soberbia de los turistas europeos, quienes ignoran las tradiciones culturales mexicanas. Esta obra también es icónica y muestra la habilidad de Diego Rivera para expresar su postura política en sus obras.
Katharsis, José Clemente Orozco
Es uno de los murales más relevantes del Palacio de Bellas Artes. Orozco, uno de los grandes muralistas mexicanos, destacó por sus creaciones innovadoras que posicionaron el arte pictórico mexicano en la modernidad. El mural Katharsis se enfoca en la emoción humana como un ser individual, condenando la crueldad y la corrupción de la sociedad moderna en un escenario dramático. En la pintura, se observan seres humanos envueltos de emociones como locura, miedo, muerte y placer, que producen el caos representado por el fuego. El pintor da motivos recurrentes donde el hombre enfrenta a la civilización mecanicista, la guerra y la lucha, llegando a un punto donde todo puede purificarse y empezar de cero.
La nueva democracia, David Alfaro Siqueiros
“La nueva democracia” es un mural del destacado muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, quien se destacó por su preocupación constante por encontrar nuevos instrumentos y materiales dentro del ámbito pictórico. El mural se interpreta como una escena de liberación de la opresión, el máximo esplendor de la ciencia y el arte, así como el nuevo indigenismo con el fuego nuevo. También muestra el lado negativo de la guerra y el fascismo, incluyendo las víctimas de estos eventos. La modelo del mural fue la esposa de Siqueiros, Angélica Arenal.
México de hoy, Rufino Tamayo
Continuando con la lista, la obra de arte “México de hoy” de Rufino Tamayo es un emblema en el Palacio de Bellas Artes. El pintor tenía un estilo marcado por la herencia precolombina autóctona y afirmaba la idea de que el crecimiento y desarrollo de un pueblo solo podía ser posible a través de la ciencia, el arte y la técnica.
En este mural, se pueden apreciar detalles arquitectónicos europeos y prehispánicos, destacando un personaje envuelto en llamas que representa el espíritu mexicano. Los colores brillantes, como el verde, blanco y rojo, hacen alusión a la bandera de México y se pueden encontrar en varios detalles de la obra.
El mural representa la identidad de México y su evolución a lo largo del tiempo, siendo una de las pinturas más emblemáticas del Palacio de Bellas Artes.
Tormento de Cuauhtémoc, David Alfaro Siqueiros
La obra “Tormento de Cuauhtémoc” del maestro Siqueiros también destaca en esta lista. Esta obra fue pintada a principios de la década de 1950 y representa el horror que vivió el gobernante prehispánico durante la Conquista, cuando fue sometido a tortura para revelar los tesoros de la gran Tenochtitlán. En la pintura, se observa a Cuauhtémoc llorando y protegiendo a una mujer indígena que se cree es La Malinche, y a una niña que sufre al igual que él. Con esta obra, Siqueiros fundó el Centro de Arte Realista Moderno y para 1951 ya formaba parte de los murales del Palacio de Bellas Artes.
